Con asombro, como ingeniero y economista, leo la noticia de que «La Generalitat Valenciana pondrá cajeros automáticos en los pueblos que no tienen bancos» para lo cual pagará un alquiler de 10.000 euros por año y cajero, y eso cuando hace más de 40 años que existe la tarjeta bancaria, más de 10 años el pago con móvil y hace un año que el pueblo de Suances en Cantabria se convirtió en el primer pueblo sin pago en efectivo y se conoce en que se acertó y fracasó en dicha experiencia piloto.
En otras palabras se va gastar dinero público, que no invertir, en mantener una forma de pago obsoleta en lugar de invertir en convertir los pagos en efectivo al presente y prepararlos para el futuro. Es como si se se decidiera abrir carbonerias para mantener los braseros de las mesas camillas , o en mantener las cabinas telefónicas.
Sin duda alguna sería más rentable, económicamente y socialmente, digitalizar los pueblos dotando a todos los comercios y servicios de un TPV y a todos sus habitantes de una tarjeta bancaria, como primer paso hacia la forma de pago actual que es mediante el teléfono móvil. Los pueblos son economías poco abiertas por lo que sería muy sencillo y barato el cambio, claro que más cómodo y caro es mantener las cosas como están.
Si pienso en las necesidades que como ciudadano me surgen a diario puedo comprobar que puedo pagar de una forma más práctica y segura de forma electrónica que mediante efectivo.
En Valencia, por ejemplo, por la mañana puedo acceder a la web o app de la EMT que me indica que autobús tomar para llegar a mi destino y cuanto pasará por la parada, también puedo recargar el saldo del BONOBUS (tarjeta prepago de autobuses) para pagar el viaje y si viajo en tranvía o en metro uso el bonometro. Si decido desplazarme en automóvil será Google Maps quien me dirá que camino es el más corto a mi destino, me indicará el tiempo que tardaré y cuando llegue podré pagar el estacionamiento de la ORA o del parking con Telpak que incluso me recordará dónde he aparcado el automóvil en caso de que me despiste , también con MOVILTIK puedo pagar el Parking , que en caso de no disponer de ella lo podré pagar con la tarjeta bancaria .
Si tengo que tomar el tren pues entro en la web de RENFE para ver los horarios y comprar los billetes. Y cuando llegue a destino pedir un taxi a mytaxi o un coche con conductor en Uber. O alquilar una bicicleta en Valenbisi, una moto electrica de muving y algún dia un patinete de Lime.
Desde el móvil u ordenador puedo comprar en casi todas las tiendas desde Amazon, pasando por Pull&Bear (Que ya solamente tiene catálogo electrónico) hasta Mercadona, y el pedido según los casos me lo traen a casa, paso por un puesto de recogida o me lo tienen preparado en la tienda.
Por supuesto puedo pagar con mi tarjeta en los supermercados, comercios, bares y restaurantes. en estos últimos puedo ver su valoración y valorarlos en app como Tripadvisor o Yelp , y puedo reservar con el Tenedor.
También puedo planear viajes con app como Skyscanner y comprar billetes y reservar alojamientos con booking o airbnb
Incluso acercando la tarjeta bancaria a un punto de donación donar a la Iglesia Católica o a UNICEF
Cuando tengo que hacer un pago a un particular o a un comercio que no dispone de TPV puedo usar un pago entre teléfonos móviles como Bizum (Si llevas dinero llevas dinero) o las transferencias inmediatas desde las app bancarias
Resumiendo a día de hoy se puede pagar todo lo que tradicionalmente se pagaba en efectivo con tarjeta bancaria de forma más rápida, segura y barata (se evita el almacenamiento de efectivo, el cambio, etc.), y aportando un gran valor añadido con el teléfono móvil.
Se dan además dos paradojas, la primera es que para poder usar los cajeros automáticos (ATM) hay que dotar a la población de tarjetas bancarias, por lo que si los habitantes de un pueblo disponen de ellas ¿para que se necesitan un cajero?, lo que necesitan es que puedna pagar con ella los bienes y servicios que consumen. La segunda paradoja de la propuesta es que las entidades bancarias caminan hacia la digitalización de sus clientes y que Hacienda y el Banco de España limitan cada vez más los pagos en efectivo con el fin de dar coto a la economía sumergida e imposibilitar el blanqueo de capitales.
Y vuelvo al principio ¿De verdad queremos ayudarles a vivir o a mantenerlos con vida? ¿Debemos gastar el dinero publico en cajeros deficitarios económicamente o invertir en pago electrónico?
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